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El Alcalde de Lugo entrega el libro sobre La Muralla de Lugo a la prestigiosa Biblioteca del Congreso de Estados Unidos


# Martes, 12/05/2009
El ejemplar figurará entre las donaciones de la ciudad de Lugo a la que está considerada como la biblioteca más grande del mundo

Imaxe Asociada

El Alcalde de Lugo, José López Orozco, aprovechó su viaje a Washington, invitado por la Organización de Estados Americanos, para acercar más la historia de Lugo a los miles de ciudadanos americanos que pasan por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos diariamente. López Orozco entregó un ejemplar de la publicación La Muralla de Lugo, en inglés, a la Responsable de la División Hispánica, Georgette Magassy Dorn, y al Bibliógrafo jefe de esa División, el gallego Juan Manuel Pérez, para que formase parte de sus extraordinarios fondos.

En esta biblioteca, en la que hay más de 17 millones de libros y 95 millones de mapas, manuscritos, fotografías, películas, grabaciones, etc, entran diariamente 10.000 nuevos libros publicados en todo el mundo. La característica es que son libros que están a la venta en alguna tienda, y se da la circunstancia de que la edición que llevó López Orozco a Washington D.C. nunca estuvo a la venta ya que se utiliza exclusivamente como regalo institucional en el Ayuntamiento lucense.

López Orozco les trasladó la importancia que supone para la cultura de una ciudad como Lugo que "crece y que cada vez está más orgullosa de su historia y de su futuro, el hecho de que su monumento más emblemático, la Muralla Romana, forme parte de esta base de datos bibliográfica de referencia en todo el mundo".

En estos momentos la Biblioteca del Congreso, del año 1800, cuenta con piezas tan importantes para la historia de España como una copia del testamento de Isabel la Católica, la mejor colección de las obras de Cervantes de todo el mundo –de hecho tienen un ejemplar en quechua y otro en gallego- o 123 carteles originales de la Guerra Civil española, que se conservan en la conocida como División Hispánica.

Esta zona, fue inaugurada en 1939 gracias al impulso de Archer M. Huntington, un hispanista de gran prestigio, que hizo algunas de las donaciones más importantes a esta división que está considerada como una de las mejores del mundo y que en la actualidad cuenta con más de 2 millones de volúmenes relacionados con el mundo hispánico o portugués.

Esta Biblioteca cuenta además con un archivo de la palabra, con más de 600 autores, de los cuales 8 ya son Premio Nobel, leyendo sus propios textos. Entre las voces están Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre, Camilo José Cela o Pablo Neruda.

El Alcalde se interesó por saber si ya contaban con ejemplares relacionados con la ciudad de Lugo, y efectivamente le mostraron obras de autores lucenses que han escrito sobre la ciudad, y a los que ahora se unirá el ejemplar recién donado.

La Biblioteca del Congreso hace rastreos diarios por todo el mundo para localizar nuevas publicaciones que puedan ser de interés, para posteriormente solicitar que se les envíe un ejemplar y añadirlo a los fondos.

Historia

La Biblioteca del Congreso fue fundada por el Presidente John Adams en abril de 1800. Nació con un fondo de 5.000 dólares para la compra de los libros necesarios para las funciones del Congreso y que consistió en 740 libros y 30 mapas que se depositaron en el edificio del Capitolio.

El Presidente Thomas Jefferson tuvo un papel fundamental en la formación de la biblioteca, al promulgar en 1802 una ley estableciendo su estructura. En ella definió el rol del Bibliotecario del Congreso (un puesto nombrado por el Presidente). En 1814 la pequeña biblioteca fue destruida por las tropas inglesas, en un incendio que quemó la colección inicial de alrededor de 3.000 volúmenes.

Un mes después Jefferson ofreció, para reemplazar la colección perdida, su biblioteca privada, que había sido acumulada durante 50 años. En 1851 otro incendio destruyó 35.000 libros, aproximadamente dos tercios de sus fondos, entre ellos dos terceras partes de de la donación original de Jefferson.

En la actualidad, por la filosofía con la que se mantiene y por la enorme cantidad de volúmenes que alberga, está considerada como la continuación de la antigua Biblioteca de Alejandría del siglo III a. C.




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