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19/04/24
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El Ayuntamiento de Lugo y Obra Social La Caixa presentan una exposición sobre los orígenes del hombre


# Martes, 30/03/2010
La muestra estará abierta al público en una carpa instalada en la Plaza Horta do Seminario del 30 de marzo al 27 de abril

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La Obra Social “La Caixa” y el Ayuntamiento de Lugo presentan una exposición sobre los orígenes del hombre que fue inaugurada esta mañana por el Alcalde de Lugo, José López Orozco, el Secretario General de la Fundación, Lluis Reverter, y el Delegado General de La Caixa en Galicia, Marc Benhamou.

El Alcalde resaltó que “el que se puede ver en esta exposición es la importancia de lo que nos separó de los otros ser que es el conocimiento, una materia prima que no se agota jamás, por eso en una ciudad apostar por el conocimiento es apostar por un valor seguro, ya que es un recurso humano inagotable y muy importante” y añadió “en Lugo tenemos que tener muy aprendida esa lección porque para nosotros esa materia prima es fundamental”.

La muestra se estructura en diversos ámbitos, cinco momentos clave en la evolución de la Humanidad. Un camino que diversas especies de nuestro género recorrieron con mayor o menor éxito.

Viviendo en los árboles
Un plafón mural que representa el paso de una selva de hace 10 millones de años hasta la sabana de hace 4 millones, introduce al visitante en la exposición.

Hace unos 10 millones de años, un antepasado euroasiático del eslabón perdido, el Dryopithecus (mono de los árboles, en griego) desarrolló la branquiación, una mayor longitud de la mano, unos brazos más largos que las piernas, una columna vertebral más corta y rígida, un tórax ensanchado... De esta forma pudo desplazarse colgado de las ramas y escapar de los depredadores del suelo. Medía 1,10 m de alto y pesaba alrededor 34 kilos. Estos antropoides vivían en grupos y se avisaban unos a otros cuando detectaban algún peligro, además de compartir alimento y diversiones.

A partir de aquí, los homínidos sufrieron una serie de adaptaciones y adquisiciones culturales para sobrevivir en un medio hostil y llegar hasta el hombre actual.

En el interior de la sala, el visitante podrá contemplar la escultura realista de un Dryophitecus y la reproducción del esqueleto de Dryophitecus laietanus de Can Llobateres conocido cómo “Jordi”. Otra especie que se podrá ver es el Ardipithecus ramidus, el primero homínido conocido que vivió hace unos 5 millones de años y que pertenece a una rama lateral de nuestra línea evolutiva, próximo a la separación entre chimpancés y humanos.

El bipedismo
Hace 6 millones de años, los cambios climáticos provocaron la reducción de las selvas húmedas, lo que motivó nuevas necesidades en los antropoides, como el cambio de hábitat o la necesidad de bajar al suelo y desarrollar nuevos mecanismos defensivos.

El bipedismo permitió a los primates dominar un horizonte más lejano, desplazarse mas eficazmente y asegurarse la alimentación. Además, el hecho de tener las manos libres facilitaba la recolección y el procesamiento de los alimentos.

El camino hacia la hominización no fue fácil y parece ser que los cambios climáticos, junto con los biológicos, tuvieron un papel primordial en el éxito evolutivo de las especies.

Australopithecus anamensis
Hace más de 4 millones de años, las poblaciones de homínidos ya eran bípedas. El homínido más antiguo confirmando es el Australopithecus anamensisk (simio austral del lago Turkana), de huesos grácil, que caminaba ya de una forma muy parecida a la nuestra y que evolucionó hacia el género humano y hacia los Paranthropus, extinguidos sin descendencia hace 1,5 millones de años. Los restos recuperados del Australopithecus anamensis indican una alimentación basada en las frutas y los vegetales duros, además de confirmarnos su bipedismo. Las huellas impresas en las cenizas volcánicas de Laetoli hace 3,6 millones de años son testimonio impresionante de los orígenes remotos del bipedismo humano.

El visitante podrá contemplar esculturas de tamaño natural que representan los géneros Australopithecus y Paranthropus, reproducciones de cráneos y fósiles, entre ellos el esqueleto femenino de un Australopithecus afarensis del Plioceno encontrado en Hadar (Etiopía) hace 3,2 millones de años y conocido cómo “Lucy”.

Las herramientas
Lo que distingue al género Homo de los homínidos anteriores es la capacidad de fabricar herramientas a partir de objetos naturales. Esta es la primera muestra de adquisición cultural e irá seguida en poco tiempo de todas las demás. El lenguaje y el aumento del tamaño del cerebro evolucionaron conjuntamente, en interacción con la producción de herramientas. Las herramientas permiten cazar y cortar las presas. La mejora en la dieta y el consumo de carne permitieron un mayor desarrollo cerebral y a su vez un desarrollo tecnológico

El resto humano más antiguo que se encontró es el Homo habilis, que apareció hace 2,5 millones de años y vivió en Etiopía, Kenia y Tanzania. Las primeras herramientas elaboradas por uno Homo habilis consistían en cantos rodados que golpeaban con el fin de lograr un hilo cortante.

Una vitrina recoge una serie de herramientas legítimas: unifacial, bifacial, trifacial y lascas sin retocar relacionadas con los homínidos que las realizaban. En la sala también se puede contemplar un taller auténtico recuperado in situ en el noroeste del Sáhara, de unos 5.000 años de antigüedad aproximadamente. En él se distingue una gran variedad de herramientas, láminas con dorso, raspadores, denticulados y puntas de flechas de diferentes tipos.

El fuego
El control del fuego es una de las conquistas culturales más importantes en la evolución humana. Las pruebas más antiguas de este control se remontan la hace casi 500.000 años. El dominio del fuego representó una auténtica revolución en las comunidades primitivas. Permitió asar los alimentos, conservarlos y mejorar con eso la dieta. También facilitó la conquista de nuevos territorios y la posibilidad de defenderse de los depredadores. Las relaciones sociales se vieron favorecidas con el aumento de las horas de luz.

En este espacio, el visitante se encontrará con la reconstrucción de un grupo de Homo erectus al abrigo de una cueva, reunidos alrededor de una hoguera. También experimentará la sensación de conseguir fuego mediante la fricción, como se hacía hace 300.000 años.

Del Homo antecesor al Homo heidelbergensis
Los primeros homínidos que dominaron el fuego fueron, con toda seguridad, el Homo heidelbergensis, en Europa y, posiblemente, el Homo erectus en Asia. El Homo antecesor, que posiblemente llegó en las primeras migraciones que llegaron al Voekp Continente, procedentes de África o de Asia, es el último antepasado común del hombre actual y los neandertales. En Atapuerca se encontraron restos de varios individuos de esta especie. La capacidad craneal aumenta en el Homo ergaster hasta los 800-900 centímetros cúbicos, y en el Homo antecesor llega a superar los 1.000 centímetros cúbicos.

La autoconciencia
Los primeros enterramientos humanos nos informan de la aparición de un comportamiento simbólico. El hombre, por primera vez, tiene conciencia de su propia existencia, experimenta angustia ante la muerte y se pregunta por el más allá. Estas preocupaciones socializan de nuevo los grupos humanos.

En la Sima de los Huesos de Atapuerca se tiene constancia de la práctica funeraria más antigua. Allí se encuentra, en el fondo de un pozo vertical, una acumulación de cadáveres de Homo heidelbergensis de hace 500.000 años. Se trata de un caso único y excepcional en el Paleolítico Inferior que contrasta con el gran número de enterramientos del Paleolítico Medio, como los de Skhul, Qafzeh y Kebara, en Israel.

Los neandertales enterraban a sus muertos cerca de su propio hábitat, en tumbas bien visibles y colocándolos en posición fetal. El muerto, además, recibía un tributo simbólico en forma de ofrenda.

Un módulo con una escenografía realista recrea el momento de la agonía de un neandertal, que es observado por un grupo de su comunidad. Los rostros de estas figuras son una mezcla de compasión y de miedo. Al fondo se oyen los lamentos de sus semejantes. Estos sentimientos son propios del género humano y los adquirimos tras millones de años de evolución.

Junto a esta escenografía se pueden ver diversos materiales arqueológicos pertenecientes al Paleolítico Medio; como la reproducción del enterramiento neandertal de La Ferrassie (Francia). Los neandertales constituyen el tipo humano fósil del que disponemos de un mayor número de restos. De complexión física fuerte, extremidades cortas, tronco ancho y cerebro más voluminoso que el nuestro, eran hábiles recolectores, cazadores y carroñeros. Creadores de una amplia gama de herramientas, empleaban sistemáticamente el fuego, cuidaban de sus semejantes y nos enterraba cuándo morían.

Los neandertais poblaron Europa durante 200.000 años, sobrevivieron a la glaciación y, aunque disfrutaron de gran inteligencia, desaparecieron hace unos 25.000 años dejando el campo libre a uno recién llegado de África: el Homo sapiens. Ambas especies coexistieron durante miles de años.

Símbolo... el principio del conocimiento abstracto
La aparición del lenguaje simbólico demuestra la complejidad de la mente humana y su capacidad de abstracción. A partir de este primero paso, se desarrollará el lenguaje, el arte y la civilización. Las obras de arte primitivo tenían una función estética, mística y de cohesión social. El Homo sapiens desarrolló una gran variedad de formas artísticas, como la pintura en las paredes de las cuevas, el modelado de arcilla, la tala y el grabado.

Las muestras de arte más antiguas que se conocen se remontan a 400.000 años y las encontramos en Alemania. Realizadas por el Homo heidelbergensis se trata de huesos de elefante decorados con rayas grabadas. La Venus de Berekhat Ram, hallada en el Próximo Oriente, fecha de hace 250.000 años. Estos son dos ejemplos puntuales, ya que la gran eclosión del fenómeno artístico se dio en el Paleolítico Superior, lo que indica la existencia de una humanidad que ya se organizaba y estructuraba socialmente.

Las representaciones artísticas que se encontraron en las diversas cuevas muestran la evolución de los estilos figurativos del arte parietal y la variación de las representaciones de los objetos naturales, así como los signos, los animales y la progresiva introducción del movimiento, el detalle y el realismo en sus representaciones.

En este último apartado de la muestra se recrea una escea de hace unos 16.000 años que representa a un Homo sapiens pintando un caballo o un bisonte. Para pintar sus obras, los artistas utilizaban diversos elementos naturales, como el carbón, el óxido de hierro para los rojos o la “limonita” para los amarillos. Finalmente, una vitrina contiene réplicas de algunas de las más célebres esculturas prehistóricas, símbolos de la fertilidad: la Venus, entre ellas la de Willendorf, Laussel, Dolni Vestonice. Cada una está realizada con técnica distinta, en piedra caliza, bajorelieve o pasta cocida, entre otras.

Carpa: Huerta del Seminario
Horario: de martes a viernes de 12.30 a 14.00 horas y de 18.00 a 21.00 horas. Sábados, domingos y festivos de 11.00 a 14.00 horas y de 18.00 a 21.00 horas. Lunes no festivos cerrado.
Visitas escolares: cita previa al teléfono 902 90 66 66
Visitas guiadas: Todos los sábados, domingos y festivos a las 12.00 y 18.00 horas.
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